miércoles, 13 de junio de 2007

2.- UN GENIO EN EL AVILA


Capítulo II. Encuentro.
Despeinado descendió sobre el objeto deslumbrante: es una botella de vidrio color violeta claro, está medio enterrada en el declive de la montaña. Las fuertes lluvias de los últimos días despejaron de árboles la ladera, y desenterraron cosas que tenían muchos años ocultas.
Aunque la botella está sucia de tierra, Despeinado puede ver hacia adentro. Brilla, es como la luz de una gran estrella, en el interior algo se mueve y se acerca a Despeinado. El pequeño pájaro distinguió una figura que le hace señas: es un hombre apenas más grande que él, está vestido de verde, con capa, guantes y botas; todo hecho con materiales vegetales, hojas y fibras.
El extraño hace señas a Despeinado, le muestra el viejo corcho y le indica que lo destruya. El pequeño pájaro mira hacia el cielo, buscando el vuelo de las aves cazadoras; siente que la botella se estremece un poco, está a punto de caer al fondo de la ladera, donde hay un inmenso torrente de agua con barro, rocas y árboles caídos. Si cae allí, quedará enterrada por muchos años más.
Despeinado picotea el corcho, al mismo tiempo da rápidas miradas al cielo y a los alrededores. El pequeño prisionero lo mira a través del vidrio, tiene mucha preocupación; luce dos antenas en la frente y es calvo, además se le ven muchas arrugas que muestran lo viejo que es.
Cuando salió el último fragmento de corcho, Despeinado saltó a un lado del declive. La botella comenzó a caer, moviéndose muy rápido el hombre logró salir y con un prodigioso salto se agarró a un gran trozo de tierra. La botella cayó un gran trecho, rebotando varias veces sobre la ladera, al final se sumergió en las profundidades del torrente y desapareció de la vista.
Despeinado estaba tan atento a lo que podía pasarle al hombre, que no vio la inmensa ave rapaz. Ella había venido volando casi pegada a la tierra, acercándose muy rápido al pájaro verde, visto desde las nubes; la feroz ave lanzó un chillido paralizador cuando apareció desde atrás de la colina, y como un rayo se lanzó en línea recta hacia su presa. Despeinado reaccionó, se dejó caer para esquivar las garras, se dio cuenta que estaba perdido, el ave lo tenía acorralado contra el suelo y no podría escapar.

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