viernes, 16 de julio de 2010

¿DE DONDE SALIO PAUL EL PULPO ADIVINO?



Hace mucho tiempo un adivino, de nombre Paul, vivía en su castillo a la orilla del mar. Los reyes, de dos territorios enemigos, lo consultaron para saber quién sería vencedor en la guerra entre ellos. Paul lo dijo y la profecía se cumplió. Entonces el mal perdedor, ayudado con los brujos de su reino, lanzó un hechizo contra Paul y lo condenó a vivir aislado de la gente.
Pasaron los años y Paul estaba a punto de morir de tristeza, una mañana salió al balcón de la torre más alta de su castillo y gritó.
— ¿Alguien puede ayudarme?
Apareció una mujer muy bella, con alas transparentes como papel de seda, y se posó muy cerca de él.
— ¿Qué te ocurre Paul? —preguntó ella.
— Ahora nadie quiere oír mis augurios y sólo miran mi aspecto, antes no les importaba. Mírame, soy calvo, tengo ojos enormes, muevo mis brazos y piernas como si estuviera nadando y me gusta estar en el mar —el brujo hablaba a punto de llorar.
— ¿Podrías cambiar con tu magia?
—No, sólo puedo adivinar el futuro de los demás —gimió con tristeza.
—Te enviaré a un sitio donde el mundo entero estará atento a tus predicciones y podrás hacer lo que te gusta. Nadie tendrá miedo de ti, todo lo contrario, te amarán con respeto y consideración.
La bonita hechicera movió su varita mágica y Paul viajó al futuro, apareció en un acuario y la gente lo consultaba sobre un campeonato de futbol. Aunque no podía hablar todos lo miraban con amor, y se olvidaron de su aspecto, sólo atentos a su forma de expresar las predicciones.
Cuando terminó el campeonato de futbol la gente siguió visitándolo y Paul, desde el fondo del acuario, sentía su admiración y respeto.