domingo, 25 de octubre de 2009

9.- Visitando islas voladoras


Atravesaron un portentoso cañón, profundo y lleno de árboles titánicos. Había estatuas de piedra tan grandes como edificios y representaban figuras de animales fabulosos.
— ¿Quién hizo esas cosas?— preguntó Alexander.
—Gente que ya no vive aquí, se mudaron a otras islas voladoras y siguen construyendo grandes monumentos.
— ¿Para qué?
—Ni ellos mismos lo saben— dijo bajando la voz el alce.
—¡Debe ser divertido!, como jugar en la playa.
—Sí Alexander, hasta esas figuras tan grandes algún día desaparecerán, como lo hacen las olas con los castillos de arena.

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Joseín Moros, finalista en Andrómeda 2009

miércoles, 7 de octubre de 2009

8.- LLEGAMOS

Un punto distante en el espacio se fue haciendo cada vez más grande. Era una isla voladora enorme, el horizonte de la superficie parecía perderse en la distancia. Tenía formidables montañas y lagos tranquilos, cascadas de ensueño, ríos extraordinarios y hasta un desierto tenebroso.
—Estamos llegando Alexander—dijo Guía el alce—, ahora viajaremos cerca de la superficie para mostrarte algunos paisajes.