sábado, 27 de noviembre de 2010

ULSEN Y EL PIXI


Ulsen voló hasta una cueva al pie de la cordillera helada y cuando entró quedó sorprendido. Había estalactitas y estalagmitas que unían sus puntas y formaban columnas hasta el techo de la caverna. Un resplandor dorado brotaba del suelo congelado, allí enormes bloques de hielo se veían repletos de algo amarillo.
Cuando Ulsen descendió sobre uno de los promontorios, oyó un grito como el de un enorme grillo, miró hacia arriba y vio venir desde muy alto un pixi. Al lado del pixi flotaba un martillo mágico rodeado de luz brillante, con esa herramienta podía combatir contra cualquiera y también romper los bloques de hielo para sacar la comida de dragones.
El pequeño dragón lo siguió con la mirada mientras el pixi caía muy rápido.
—Es Mase, el gran pixi. Él también cuida la comida de dragones y es un guerrero muy poderoso —dijo Ulsen muy contento.

jueves, 28 de octubre de 2010

ULSEN HABLA CON TROLMAR



Ulsen voló cerca de su nariz, teniendo cuidado de no ser atrapado por la respiración del troll. Gritó varias veces hasta que los ojos de Trolmar brillaron cuando sintió su olor. Para el troll Ulsen era como una mosca y con el ruido del viento y la nieve que había comenzado a caer, le era difícil oírlo.
—Hola dragón. ¿Cómo te llamas? —dijo con voz de avalancha en las montañas.
—Soy Ulsen. Es primera vez que vengo.
—Eres recién nacido, debes tener hambre. Vuela hasta la cueva, allí te espera mucha comida.
—Gracias Trolmar. Voy ahora mismo.

jueves, 21 de octubre de 2010

ULSEN Y TROLMAR



El viento frío empujó al pequeño dragón hacia tierra, cuando casi iba a chocar contra las montañas lo levantó de nuevo y lo lanzó por encima de los picos más altos. Ulsen vio como todo iba quedando atrás, a una velocidad que él nunca podría lograr con sus alas.
—Parece como si el viento supiera dónde quiero llegar —pensó, y mantenía las alas abiertas para no girar sin control.
Largo rato después vio algo muy abajo a través de la niebla. Un troll enorme estaba sentado sobre el hielo, sus pies de cuatro dedos los cubría el agua congelada y la punta de su espada se había enterrado en el témpano. Era más alto que los barcos de madera que se veían a su alrededor, algunos dentro de los icebergs y otros encima de las rocas. Eran barcos vikingos muy antiguos, dañados por las tormentas y debían estar allí desde mucho tiempo atrás.
Ulsen sintió alegría cuando reconoció al troll.
—Allí está Trolmar, el “Guardián de la comida”, está dormido con los ojos abiertos, él siempre está vigilando.

viernes, 15 de octubre de 2010

ULSEN TIENE HAMBRE



Los dos niños estaban en la terraza, sus padres los habían visto jugando con la nueva mascota y continuaron sus tareas en la cocina.
—No había visto esa clase de lagartija, tiene alas. Debe haberla traído alguien desde otro país y con seguridad escapó —dijo el padre.
—Yo tampoco, no me gusta verla mucho, me mira como si entendiera lo que digo —agregó la mamá.
Afuera, a la débil luz del sol, los niños hablaban en voz baja.
—Cuídate Ulsen. No hables con extraños —dijo Alex.
—No comas mucho Ulsen, si engordas no podrás volar bien —murmuró Chris muy cerca de las orejas del pequeño dragón —, ¿tienes mucha hambre? ¿Cuándo regresas?
—La comida de dragones está lejos —contestó Ulsen —, no se preocupen, aunque nunca estuve por allí tengo un mapa en mi mente. Regreso pronto, guarden mi caja de plástico, me está gustando hacer la siesta allí —y lanzó una carcajada que a los padres de los niños les pareció el graznido de una gaviota pequeña.
Aleteando con torpeza Ulsen saltó al aire y se perdió en lo alto. Alex y Chris agitaron sus manos para despedirlo.
El padre oyó el aleteo y se asomó por una ventana.
— ¿Se escapó?
—No papá, se fue a comer —contestaron en coro los niños.
Sonriendo entró para contárselo a su esposa.
Varias horas después Ulsen volaba sobre un fiordo, el viento frío lo lanzaba de un lado a otro, todavía el pequeño dragón no dominaba la técnica de vuelo.
—Hay una corriente descendente, es muy fuerte. ¡Voy a caer!

miércoles, 29 de septiembre de 2010

ULSEN Y CHRIS


Alex entró a la casa sin pasar por la cocina, donde había oído que sus padres estaban.
En su habitación tenía una caja de plástico y la preparó introduciendo una almohada en ella.
—Aquí dormirás Ulsen. Es blanda y muy cómoda.
—Prefiero dormir sobre las piedras y bajo la luna.
—Eso no es cómodo Ulsen.
—Tal vez para ti, tenemos diferentes opiniones y recuerda: soy un dragón.
En ese momento la puerta se abrió y el ruido repentino hizo que Ulsen diera un salto dando aletazos en el aire. Había sido Chris, su pequeña hermana.
— ¿Tienes un pajarito? ¡Huy! ¡Qué feo es! Pobrecito, se le cayeron las plumas.
—No soy un “pajarito”, soy un dragón y mi nombre es Ulsen.
— ¡Alex, esa cosa habla!
—Es un dragón Chris, trátalo con respeto.
—Perdón dragoncito.
—Mi nombre es Ulsen.
—Bueno, Ulsen, perdón, es que nunca había visto un dragón. Pero no te pareces a los de los libros. Y eres muy pequeño.
—Creceré, ya verás —respondió Ulsen.

domingo, 15 de agosto de 2010

ULSEN Y LOS NIÑOS



Los niños corrieron hacia Alex. Algo en su hombro les llamó la atención.
— ¿Una lagartija con alas? —preguntó el mayor.
— ¿Un loro con escamas? —dijo una niña.
— ¿De dónde lo traes? —Gritó el más pequeño de los tres.
—Lo encontré. Es manso. Lo llevo a casa para cuidarlo —contestó Alex sin parar de caminar.
— ¿Tu mamá le gustan los animales?
—No mucho. Debo dejarlos en el patio trasero. Tengo larvas, mariposas, y un escarabajo, los dibujo observándolos con mi lupa y los dejo escapar.
—Ese bicho es muy feo —dijo otro que llegó de último.
Ulsen estuvo a punto de replicar todos los comentarios, pero recordó su promesa. Alex le pidió que nunca, nunca, hablara frente desconocidos.
—Sí es medio loro repetirá palabras como un tonto —los niños rieron mirando divertidos al pequeño Ulsen cuando la niña habló.
Ulsen apretó su cara contra la tela de la franela de Alex para no abrir la boca y miró irritado a los niños.
— ¿Qué come?
—No lo sé. No le he preguntado.
— ¿Preguntado? ¿Hablas con lagartijas? —todos rieron de nuevo.
—Sus alas están arrugadas. No creo que vuele —observó la niña.
—Tal vez es muy pequeño y todavía no vuela —dijo el de menos edad.
—Mira su piel, la está cambiando como hacen las culebras cuando crecen.
—Sí, sí, debe ser recién nacido. ¿Cuánto crecerá? —dijo la niña.
— Adiós amigos. Estoy retardado y mi mamá espera.
Alex corrió por la vereda sin contestar la última pregunta. Sus cuatro amigos lo vieron alejarse y la cosa de colores sobre su hombro aleteaba para no caer.

miércoles, 4 de agosto de 2010

ULSEN EL PEQUEÑO DRAGÖN

En el camino hacia su casa el niño encontró un pequeño animal que antes no había visto. Estaba escondido sobre la hojarasca, asomado desde el interior de un zapato viejo abandonado.
El niño sacó un cuaderno para dibujarlo.
—No te muevas —dijo, mientras realizaba con rapidez los primeros trazos.
— ¿Quieres que sonría? —oyó decir a una voz suave y ronca.
— ¿Una lagartija que habla? —casi gritó sorprendido.
— ¿Qué tiene de extraño? Tú también hablas. Y no soy una lagartija, soy un dragón.
El niño se recuperó de la sorpresa y se acercó algo más.
—Hablo porque soy un niño. Tú eres un animal y los animales no hablan. ¿En verdad eres un dragón?
— Sí. Un dragón pequeño que habla.
— ¿Cómo te llamas?
—Me llamo Ulsen.
— ¿Ulsen? No parece nombre de dragón, dan ganas de reír, pero no lo haré.
— ¿Y cómo debe ser el nombre de un dragón, niño sabelotodo?
—Creo que debe ser sonar fuerte, con varias letras R y alguna K, o varias que hagan saber que es el nombre de un dragón.
—Esa es tú opinión, pero me llamo Ulsen y me gusta mi nombre.
—No discutamos Ulsen. Ya te dibujé. Te invito a mi casa, pero no hables, asustaras a mi familia.

viernes, 16 de julio de 2010

¿DE DONDE SALIO PAUL EL PULPO ADIVINO?



Hace mucho tiempo un adivino, de nombre Paul, vivía en su castillo a la orilla del mar. Los reyes, de dos territorios enemigos, lo consultaron para saber quién sería vencedor en la guerra entre ellos. Paul lo dijo y la profecía se cumplió. Entonces el mal perdedor, ayudado con los brujos de su reino, lanzó un hechizo contra Paul y lo condenó a vivir aislado de la gente.
Pasaron los años y Paul estaba a punto de morir de tristeza, una mañana salió al balcón de la torre más alta de su castillo y gritó.
— ¿Alguien puede ayudarme?
Apareció una mujer muy bella, con alas transparentes como papel de seda, y se posó muy cerca de él.
— ¿Qué te ocurre Paul? —preguntó ella.
— Ahora nadie quiere oír mis augurios y sólo miran mi aspecto, antes no les importaba. Mírame, soy calvo, tengo ojos enormes, muevo mis brazos y piernas como si estuviera nadando y me gusta estar en el mar —el brujo hablaba a punto de llorar.
— ¿Podrías cambiar con tu magia?
—No, sólo puedo adivinar el futuro de los demás —gimió con tristeza.
—Te enviaré a un sitio donde el mundo entero estará atento a tus predicciones y podrás hacer lo que te gusta. Nadie tendrá miedo de ti, todo lo contrario, te amarán con respeto y consideración.
La bonita hechicera movió su varita mágica y Paul viajó al futuro, apareció en un acuario y la gente lo consultaba sobre un campeonato de futbol. Aunque no podía hablar todos lo miraban con amor, y se olvidaron de su aspecto, sólo atentos a su forma de expresar las predicciones.
Cuando terminó el campeonato de futbol la gente siguió visitándolo y Paul, desde el fondo del acuario, sentía su admiración y respeto.