domingo, 15 de agosto de 2010

ULSEN Y LOS NIÑOS



Los niños corrieron hacia Alex. Algo en su hombro les llamó la atención.
— ¿Una lagartija con alas? —preguntó el mayor.
— ¿Un loro con escamas? —dijo una niña.
— ¿De dónde lo traes? —Gritó el más pequeño de los tres.
—Lo encontré. Es manso. Lo llevo a casa para cuidarlo —contestó Alex sin parar de caminar.
— ¿Tu mamá le gustan los animales?
—No mucho. Debo dejarlos en el patio trasero. Tengo larvas, mariposas, y un escarabajo, los dibujo observándolos con mi lupa y los dejo escapar.
—Ese bicho es muy feo —dijo otro que llegó de último.
Ulsen estuvo a punto de replicar todos los comentarios, pero recordó su promesa. Alex le pidió que nunca, nunca, hablara frente desconocidos.
—Sí es medio loro repetirá palabras como un tonto —los niños rieron mirando divertidos al pequeño Ulsen cuando la niña habló.
Ulsen apretó su cara contra la tela de la franela de Alex para no abrir la boca y miró irritado a los niños.
— ¿Qué come?
—No lo sé. No le he preguntado.
— ¿Preguntado? ¿Hablas con lagartijas? —todos rieron de nuevo.
—Sus alas están arrugadas. No creo que vuele —observó la niña.
—Tal vez es muy pequeño y todavía no vuela —dijo el de menos edad.
—Mira su piel, la está cambiando como hacen las culebras cuando crecen.
—Sí, sí, debe ser recién nacido. ¿Cuánto crecerá? —dijo la niña.
— Adiós amigos. Estoy retardado y mi mamá espera.
Alex corrió por la vereda sin contestar la última pregunta. Sus cuatro amigos lo vieron alejarse y la cosa de colores sobre su hombro aleteaba para no caer.

No hay comentarios: