lunes, 27 de julio de 2009

4.- La Guacamaya


Mientras alzaban el vuelo, subiendo más y más, la entrada de la botella fue quedando abajo a lo lejos. Un rato después un sonido de aletazos, tan fuertes como los de Tac-Tac, atrajo la atención del niño.
—Es una guacamaya roja—dijo el alce, que había dicho llamarse Guía, señalando un ave tan grande como el tucán donde ambos iban viajando.
— ¿Qué quiere la guacamaya?—preguntó el niño.
—Sólo desea conocerte Alexander, nos mirará un momento y seguirá volando hacia su isla—contestó el alce—, nosotros seguiremos subiendo un poco más y pronto llegaremos al sitio que deseo mostrarte.

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