viernes, 18 de enero de 2008

13.- LA VENTANA DEL PISO TRECE

Capítulo 13. Contraataque
Ninguno de los niños gritó, de manera inconciente concentraron sus mentes sobre la amenaza. Como en una fotografía, los escorpiones quedaron inmóviles, algunos cayeron de lado, similares a estatuas desequilibradas. Los niños a través de la roca sólida, los veían sumergidos en una masa porosa de gelatina rosada, así veían ellos la roca pulverizada con sus átomos contraídos por el intenso frío. Tras las bestias, el túnel parecía un cilindro azul, con hormigas rojas corriendo desesperadas, eran las hordas de brujos perseguidas por una tormenta de polvo.
La vibración cesó, el Pez de las Rocas, estaba liberado.
En el mismo momento, cuando los niños descubrieron la forma de frenar los brujos y escorpiones, fueron apoyados por los habitantes de las pirámides acopladas. Las mentes en las inmensas metrópolis, se unieron en un contraataque con oleadas de frío. Después de frenar la amenaza inmediata sobre los niños y los tres gobernadores de las ciudades, se concentraron en cada uno de los túneles perforados por los invasores. La totalidad de los escorpiones fueron inutilizados. Los cuerpos de los escorpiones quedaron tiesos, congelados y sumergidos bajo toneladas polvo. Aterrorizados, los brujos retrocedían, perseguidos por una tormenta de arena helada. Ninguno quedó atrapado, el polvo los castigaba con sus ráfagas, sin cortarles la salida.
Durante más de treinta kilómetros de ascenso vertical, los brujos fueron perseguidos por la arena y el frío. Su magia servía para protegerlos de ser tapiados por rocas y otros objetos voluminosos. Nada podían contra el polvillo frío, éste se metía bajo sus máscaras y por dentro de los abrigos de piel.
Para el anochecer, la totalidad de la doble pirámide estaba limpia de invasores. Los cuerpos de los escorpiones quedaron dentro de las masas de fría escoria, rodeadas de rocas. Los sitios donde antes estuvo algún escorpión, estaban fríos y aislados. La tormenta de gélido polvo, acosó por varios días la columna de brujos a través del desierto. Sólo se detuvo, cuando llegaron a las faldas de los volcanes. Por el camino quedaron abandonadas las máscaras y armas, y se convirtieron en cenizas arrastradas por el aire.

2 comentarios:

Lola, dijo...

GRACIAS POR EL REGALO AMIGO, UN ABRAZO DE CORAZÓN DEL EQUIPO DEL ARCA DE LOLA.

Joseín Moros dijo...

Es un placer Lola.