sábado, 22 de diciembre de 2007

RESUMEN: LA VENTANA DEL PISO TRECE

Una roja y larga noche está por terminar.

Resumen de capítulos 1 al 11
Un día de fecha trece, en el piso trece de un edificio de apartamentos, tres niños, Susana, Pablo y Tomás estudiaban. El silencio inundó la habitación, Susana la mayor, miró por la ventana y dijo:
-¡No está la montaña!
Se encontraron en otro mundo. Después de explorar, la niña explicó a sus pequeños hermanos:
-Estamos muy alto sobre una torre, con sólo nuestra habitación, alrededor hay una selva, no veo casas o edificios.
Un animal increíble se presentó y después de muchas sorpresas, los transportó por los aires, el viaje finalizó sobre una pirámide de cinco kilómetros de altura. Allí encontraron varios extraordinarios protagonistas del drama.
Les hablaron sobre la invasión de los Asoragnes, quienes estaban perforando el subsuelo para llegar hasta un gran objeto mágico; si lograban este objetivo, penetrarían por todas las ventanas de los pisos trece en la tierra. Una invasión mortal y devastadora.
-Ustedes nos servirán para derrotar a los Asoragnes- dijeron a los niños.
Después de azarosas aventuras, y dentro de un ser, animal y fantasma, los tres niños se enfrentan a escorpiones tan grandes como vagones de tren. El tiempo se acorta, la destrucción es inminente. Los niños y sus acompañantes, están a punto de caer en las manos y tenazas de hechiceros y escorpiones.

domingo, 9 de diciembre de 2007

11.- LA VENTANA DEL PISO TRECE

Los colores cambian.

Capítulo 11. De cerca
Inmersos en la roca y siguiendo la curvatura de la cúpula, fueron sobrevolando la ciudad. Cuando en la lejanía observaron el movimiento de los invasores, los tres niños se abrazaron; estaban a pocos kilómetros de distancia y podían apreciar los detalles de la horrenda escena. Los rasgos de los escorpiones eran visibles, también el túnel les ofreció un asombroso espectáculo, parecía un ondulante cilindro azuloso, un amenazador gusano, descendiendo hacia la ciudad. En el interior se movían cientos de escorpiones, cargando rocas inmensas hacia la superficie; despejaban el terreno, mientras otros despedazaban la pared inferior, golpe a golpe, horadando más y más. Arriba a lo lejos, apretujados contra las paredes, estaban los Asoragnes; se veían minúsculos al lado de las enormes bestias.
Pablo, en alta voz, observó:
-Estamos muy lejos, no vemos bien los escorpiones; desde aquí, parecen trabajar sin problemas.
Tomás, con voz temblorosa, agregó:
-Son tanques de guerra gigantes, y los soldados son hormigas rojas.
Rema dijo:
-No podemos arriesgarnos, debemos mantener la distancia.
Miró a Mepe y a Tepe, parpadeó varias veces y habló:
-Nos acercaremos algo más, a la menor señal de peligro retrocederemos a toda velocidad.
El túnel y las figuras fueron aumentando de volumen, parecían crecer. La falta de referencias para la perspectiva, ofrecía la ilusión óptica de un lento aumento de tamaño, sin evidenciar la disminución de la distancia.
Susana calculó:
-Si los Asoragnes tienen estaturas similares a los hombres de la tierra, estamos a unos cien metros de distancia. ¡Que inmensos son los escorpiones! No les noto nada extraño, no tenemos experiencia en cuanto a su comportamiento y velocidad mientras excavan.
Tepe habló:
-Cuando comenzaron las excavaciones, se movían diez veces más rápido. Observen, a algunos se les caen las cargas de rocas; están torpes, comparados con la agilidad inicial. Ahora se necesitan más de diez, para hacer el anterior trabajo de uno de ellos.
Los niños captaron la situación, avanzaron uno o dos pasos, para ver mejor; entonces los Asoragnes comenzaron a mirar hacia los lados, algunos escorpiones se detuvieron y empezaron a girar sobre sí mismos, como perros persiguiéndose la cola.

domingo, 2 de diciembre de 2007

10.- LA VENTANA DEL PISO TRECE

Está amaneciendo.

Capítulo 10. Sorpresa
Emergió en silencio una cabeza, tan grande como un edificio de cuatro o cinco pisos. Los niños quedaron congelados por la sorpresa, sin preguntarlo, adivinaron de quien se trataba, estaban frente a un Pez de las Rocas.
No era transparente, tampoco opaco, tenía el aspecto y la textura de niebla sólida con iridiscentes tonos violeta. Susana abrazó a sus hermanos y pensó:
-Es la imagen de una ballena o de una tortuga, el fantasma de una tortuga; también me recuerda un delfín; salió de la roca sólida, vivió antes en el aire, esa es mi percepción.
En las mentes de los niños se formaron ideas, no oyeron palabras; sintieron un saludo y una invitación a entrar en la monumental boca del ente. Aceptaron con alegría, sin asombrarse de su propia reacción. Bajo sus pies, la textura del pez de las rocas les pareció elástica y algodonosa.
Una vez dentro del pez, Susana, Pablo y Tomás compartieron sus mágicas propiedades; supieron como si lo hubieran vivido, parte de la historia del gigante. Lo vieron viajar en las profundidades del subsuelo, recorriendo el planeta, moviéndose dentro de las rosadas masas de piedra, como un pez en el agua. Su materia no desplazaba la roca, sus partículas se filtraban entre los átomos de la masa sólida.
Vieron el lejano pasado de estos titanes de las profundidades, transportaban antiguos Magos de la Magiterra, magos de la arcilla mágica, hasta el sitio donde encontrarían la mina. Susana, Pablo y Tomás, entendieron la insondable conexión entre estas dos diferentes existencias.
En estado de paz interior, no perdieron contacto con la realidad, siguieron concientes del terrible apuro, y la responsabilidad sobre ellos.
Pablo y Tomás hablaban, se sentían como en una feria; Susana analizaba su alrededor:
-¿Cómo es posible? Nos movernos dentro de materia sólida. Estamos nadando dentro de la roca, y vemos a través de ella; es una masa cristalina. El pez parece un submarino transparente, no veo su forma de manera clara, es como si estuviéramos dentro de una burbuja de aire.
La joven tocó su cuerpo y el de sus hermanos, miró con detenimiento a los tres pequeños seres, Rema, Mepe y Tepe. Siguió, en silencio, haciendo conjeturas:
-Magos de la Magiterra, bonito nombre. Nos vemos y sentimos sólidos, respiramos aire; es incomprensible, está fuera de mis conocimientos. Allá abajo, a lo lejos, veo la ciudad, nos alejamos y ascendemos. La roca luce como gelatina rosada, muy traslúcida, y la ciudad está inmersa en una masa azul claro, debe ser el aire. La ciudad tiene kilómetros de extensión.